miércoles, 30 de diciembre de 2009

Compuesta y sin novio

Aunque muchos sabéis que el título de esta entrada es real, en esta ocasión me sirve también como metáfora... Porque veréis, tengo el traje de nochevieja pero no tengo los planes.

Me veo peinada, maquillada, con un vestido (nuevo y especial para la ocasión) maravilloso, con mis medias negras tupidas y mis zapatillas de estar por casa (unas muy bonicas que simulan la cara de un perro), sentada en el sofá y abrazada a mi perrica mientras comemos turrón y vemos juntas a Ramón García en la uno... Y, si eso pasara, probablemente estaría más cerca de Bridget Jones que nunca.

Aída está en Lisboa; Montaña (que es el nombre de una amiga, no un mote o cualquiera de las cosas que estuviéseis pensando antes de esta aclaración) está en Cáceres; Laura no sé muy bien dónde está ahora mismo porque me ignora pero juro que es amiga mía y que no está en Madrid; Ezequiel está en Alicante; Lourdes y Alexandra no quieren salir bajo ningún concepto porque tienen que estudiar y no quieren perder un día para recuperarse de la fiesta; Natalia nunca tuvo el mismo concepto de diversión que yo (pero tranquila Natalia, si me veo muy desesperada, te llamaré); Mario va a hacer la "prenochevieja" (con 21 años que tengo y me entero hoy de lo que es) y, no sólo ya no llego porque es ahora mismo sino que ya estoy empezando a acercarme al sector "amigos lejanos" y todo lo que sea hacer planes con ellos es un claro acoplamiento así que estoy, oficialmente, jodida. (Ya empiezo a hablar como Bridget).

Siempre está la opción de quedarte en casa con tu madre, tu hermano, su novia y sus amigos de Asturias a los que por cierto no conoces y sería un buen plan pero... SI NO-ME HUBIERA COMPRADO-UN VESTIDO-PARA SALIR. Porque para quedarme en casa, me habría comprado un pijama que no estuviera lleno de agujeros de cuando juego con Luna y me clava la uñagarfio mientras mueve el rabito.

Espero que algún alma caritativa que lea esto (sin compromiso, Lourdes y Alexandra), me diga que me necesita en su nochevieja y me deje estrenar mi vestido (porque si me dice "puedes venirte con nosotros", que lo olvide. Yo no me acoplo, ¿vale? Yo voy sólo donde se me quiere).

P.D.: eso último es sólo para el que me escriba en el blog... Quien lo haga por cualquier otro medio privado puede decírmelo como quiera; estoy lo suficientemente desesperada como para pasarlo por alto.

En fin, feliz año a todos (por si me suicido y no volvemos a hablar), feliz prenochevieja a todos aquellos capullos que por eso hoy no están en el messenger dándome conversación mientras se ofrecen a ser mi compañía en año nuevo y feliz todoaquelloquesesueladecirenestasocasiones y que ahora no me viene a la mente por culpa de mi ausencia de planes. Yo seguiré esperando (la esperanza es lo último que se pierde y las cosas improvisadas son las que mejor salen) (eso último no me lo creo ni yo) compuesta y sin planes.

lunes, 28 de diciembre de 2009

El periodo de la menstruación

Dicen por ahí que a las mujeres se nos pone mala leche cuando nos baja la regla y yo quería dejar claro con este texto que eso no es en absoluto cierto, estúpidos de mierda.

No, en serio. Sé que es un tópico y no creo que sea algo general y para todas las mujeres pero a mí en particular sí que me sucede lo que dicen y sé de otras mujeres a las que también les pasa.

Los efectos se empiezan a notar uno o dos días antes de que llegue el periodo y es cuando llega cuando te das cuenta de por qué estabas tan irritable e irritada días antes. A mí se me pone mal carácter [rectifico] se me pone peor carácter, las malas conductas de los demás me sientan como una patada en el estómago cuando en otras circunstancias simplemente no me harían gracia, lloro con cosas que habitualmente no me harían llorar sino decir "no lo pienes y punto" y no me río tanto con las cosas ni tengo el mismo buen sentido del humor.

Puede parecer sencillo para los que no lo padecen analizar la situación y decir: bueno, como ya sabes que te pasa, intenta no ponerte de tan mal humor. Pero es que no se puede controlar, cabrones insensibles.

No se puede controlar porque cuando recibes las cosas, no las recibes igual sino peor y reaccionas en función de lo que percibes, no en función de lo que deberías estar percibiendo. Es imposible decirte a ti misma: venga, va. No llores, ya sabes que es por la regla... Bueno, puedes hacerlo pero no sirve de nada porque a ti te apetece llorar y punto. O cuando regañas más de la cuenta al perro... Contrólate, María, que es por la regla. Vale, me controlo. En vez de dos días sin comer, perrito, te dejo uno. :) Para que aprendas que la basura no se toca.

Crees que estás actuando bien cuando en realidad no es así porque, una semana después, el perro vuelve a meter el hocico en la basura y tú sólo le regañas y le dejas 23 horas sin comer pero de eso no te das cuenta hasta que el periodo no termina.

Así que, una de dos: o se repite exactamente la misma circunstancia y tienes en cuenta lo que sucedió la vez anterior para no hacer las cosas mal o avisas al personal para que se arme de paciencia y no te lo tenga en cuenta porque podemos llegar a ser insoportables.

Y, una cosa más: JAMÁS le preguntes a una mujer que está con la regla si está con la regla.

lunes, 21 de diciembre de 2009

¡Hola de nuevo!

A lo mejor os parece una tontería pero llevo tanto tiempo sin escribir porque el 12 de noviembre fue mi cumpleaños, lo "celebré" de una forma muy especial, acompañada de gente estupenda y, como he intentado varias veces contar lo que viví y en cada una de las ocasiones me ha dado la sensación de que mis palabras se quedaban cortas y no lograban describir con exactitud cómo me sentí para transmitirlo a todos vostoros, borraba el texto y volvía a empezar así que, después de muchos intentos (y ninguno satisfactorio), lo dejé. Y como no he podido escribir sobre eso, simplemente, dejé de escribir. Era como si no pudiese hablar de historias que me sucedieron después porque ésa iba primero y hasta que no estuviese redactada no pudiese contar las demás...

Como sabéis, en mi blog no escribo las historias por orden cronológico porque cuento cosas que me han sucedido hace años pero me sucediron cuando aún no tenía blog. Ahora, si me apetece contar el día de mi cumpleaños y no puedo porque me da la sensación de que se pierde la magia y no logro contagiar las emociones que sentí, no me siento bien saltándome ese día para hablar de otras cosas... Tengo la espinita ahí clavada.

Pero bueno, me he animado porque ya ha pasado mucho tiempo y siento que ya soy capaz de contar el día de mi cumpleaños con menos emoción y más objetividad. Que ésa era otra... Escribía y me enrrollaba en cosas que para mí era importantísimo contar pero que, en el fondo, a los que me leyeran les iba a dar igual, yo lo sabía y me jodía tener que prescidir de esa información porque yo QUERÍA CONTARLO TODO. Y, como no podía ser y tampoco era capaz de discernir qué contar y qué no para que no se hiciera pesado, sencillamente no lo escribí.

Ahora ha pasado el tiempo y me doy cuenta de que en mi mente no está todo tan reciente como los primeros días y sé que ya puedo contarlo proque, lo que se haya borrdo de mi cabeza, era la información prescindible (si no para vosotros, para mí; que es lo importante porque soy la que lo tiene que contar y quedar satisfecha con el resultado). Así que, tranquilamente, siento que ya puedo hablar de otras cosas sin haber contado el día de mi cumpleaños porque, cuando quiera, con tiempo y tranquilidad puedo ponerme a redactarlo para publicarlo sin problema.

A lo mejor lo cuento en la próxima entrada (ya digo que todo depende del tiempo y la tranquilidad que tenga porque, aunque ya se me haya pasado la emoción, siempre pongo en todas mis entradas mucha atención y dedicación) pero, si se me ocurre o recuerdo antes alguna otra cosa más trivial, pues la cuento y punto.

Con esto quiero decir que retomo el hábito de mi blog y que, si no antes, después, contaré lo de aquel día que tan bien lo pasé. ;)

Un saludo a todos.