sábado, 26 de septiembre de 2009

Los suplantadores

Esta tarde hemos ido mi madre y yo al cine a ver "Los suplantadores" digo... "Los sustitutos" y, aunque la película ha sido un bodrio, nos hemos reído un montón.

Según la cartelera la película estaba protagonizada por Bruce Willis y cuenta una historia en la que los seres humanos utilizamos clones para nuestra vida diaria mientras los manejamos desde nuestra casa.

Pues bien, llegamos a la sala, nos acomodamos, vemos los trailers y de pronto empieza lo que creemos que es la peli.

Empezamos a ver nombres de actores españoles como Iván Sánchez (Hospital Central), Laura Sánchez (Los hombres de Paco), Lucía Hoyos (mmm... Una mu guapa y mu famosa) pero ni rastro de Bruce Willis. Ambientada en el 3000 y con mucha nave espacial todo parecía encajar: clones, futuro, disparos = Bruce... Todo está relacionado).

- Pues lo mismo ha salido y no lo hemos visto. Como estamos hablando...
- Ya mama, (mama, que no mamá) pero aunque fuera eso, ¿cómo es que hay tanto actor español?
- Pues hija, no sé. Será que es española y pa darle bombo han cogido al Brus Güilis.

Escenarios en Madrid y los actores doblados al castellano (pese a mover los labios en castellano también).

Esperando y esperando.

- Pues Bruce está tardando en aparecer... ¿A que me han vendido las entradas equivocadas?
- ¡Anda, María! Pues sí. Estás tonta.

Después de cinco minutos, en grande y ocupando toda la pantalla: "CÍCLOPE"

- Joer. Ésta no es la peli.
- Pues eso creo yo. Estos monstruos metálicos y futuristas (aunque futuristas) no tienen pinta de clones...

La gente empieza a incomodarse. A moverse inquietos en sus butacas. Escucho que un señor dice: "ahora la cambian".

- Mama, ese señor ha dicho que ahora la cambian.
- ¿Se han equivocao entonces?
- Pues supongo. No me ha parecido leer en la sipnosis que en el reparto hubiese tanto actor español.
- ¡Ah! Pues que la dejen y después nos pongan la otra gratis; por equivocarse. ¡Ahora no nos la van a quitar!
- Pero mama, si es una mierda y no nos estamos enterando de nada.
- Bueno. Pero a lo mejor ahora nos gusta, nos la cortan y ¿qué?
- Esto es subrealista. Esto se merece una entrada de blog. Pero, ¿nadie va a preguntar nada? ¿Por qué nadie hace nada?

María (me dije), si quieres una entrada de blog, qué menos que protagonizarla tú pa tener algo que contar...

- Mama, sujeta las palomitas.
- ¿Adónde vas?
- Pues a hablar con el acomodador a ver qué coño es esto.

En ese momento creo que me convertí en la esperanza de todo el cine (o al menos eso era lo que esperaba que pensaran. ¡Hombre! ¡Alguien que nos hará ver la luz! Gracias muchachita maja. Infórmate y nos cuentas).

Así que me he levantado (yo sola por cierto. Todos estaban confundidos pero no se ha levantao ni Dios), he bajado mis 14 filicas (de las 15 que tenía en la sala) y me he dirigido al chico. Entonces ha empezado a bajar más gente (sí, ahora, noo tee joode) y por fin obtuvimos respuestas:

- Mire usted (le he dicho), no es que tenga yo nada en contra del cine español (salvo pagar 7 euros por una entrada) pero es que no era en esto en lo que yo tenía pensao hacer mi inversión. ¿Es ésta la peli de Bruce Willis y está tardando mucho en salir o me he equivocao de sala?
- No. Es un corto español. Después empieza la peli.
- ¡Ahhh! Pues haber empezao por ahí, joder.

He subido y todos me miraban fijamente como diciendo: cuenta, cuenta...

Así que, he alzado un poco la voz (lo suficiente como para que me escuchara media sala) y he dicho:
- Si queréis saber lo que pasa, bajad vosotros y preguntad, vagos de mierda.

No. He dicho:

- Que esto es un corto. La peli empieza después.

Y ya, cuando hemos visto un coche de policía volando por los aires, hemos respirado tranquilas porque nos hemos dado cuenta de que ésa sí era la de Bruce. :)

Por lo visto (lo he mirado ahora en internet para intentar indagar), ese corto era el telonero de "Los sustitutos". Como Bruce tiene tanto tirón, han decidido fomentar el cine español con esa peli... ¡Ah! Y se supone que "Cíclope" era en 3D pero a mí, ni me han dao gafas, ni me ha parecido que lo fuera.

viernes, 25 de septiembre de 2009

La intérprete

Tengo una teoría.

Creo que cada gesto, cada movimiento, cada cosa que hacemos de forma inconsciente en nuestra vida diaria, podría delatarnos en algún estudio psicológico.

Estoy segura de que las personas con conocimientos sobre psicología pueden definir a otras con las cosas más triviales.

Por ejemplo, cuando vas a un cine. El cine al que yo voy tiene unas puertas que pueden abrirse tanto tirando de ellas, como empujándolas. Bien, una de mis teorías es que si eres de los que empuja, es porque eres una persona generosa y, si eres de los que tira, eres una persona egoísta.

Evidentemente yo no tengo ni idea pero podría significar algo parecido... En fin, hay dos opciones. Hay gente que tira y gente que empuja. Eso querrá decir algo, ¿no?

También puede significar que el que empuja es una persona... no sé, descuidada; que pasa de todo y, el que tira, una persona cuidadosa; que se preocupa.

Eso ya no lo sé. A mí se me ocurrió con el tema de la generosidad pero claro está que hay muchas más opciones (por eso sólo la gente que tiene idea de psicológia puede hacer estudios).

Luego. Cuando remueves el café con la cucharilla. Si eres diestro (por ejemplo) y haces con ella círculos hacia la derecha (hacia "fuera") eres de los que expresan abiertamente sus sentimientos y, si haces las hondas hacia la izquierda (hacia "adentro") eres de los que los reservan para sí mismos...

Unas simples patatas. Cuando yo parto las patatas para hacerlas fritas, todas me salen más o menos iguales; con un grosor y un tamaño similar. Pero hay personas que las parten (y llevan muchos años haciéndolo; no necesariamente ha de ser un novato) ¡y cada patata parece de su padre y de su madre! Tanto es así que parece que las han partido siete personas diferentes... Y eso ha de deberse a algún factor psicológico. Así que, o yo soy una persona estable con un estado psicológico más o menos coherente y la otra persona tiene múltiple personalidad y, por tanto, un desequilibrio, o yo soy una amargada y una estirada (por lo que se deduce de la homogeneidad en el corte de mis tubérculos) y la otra persona alguien alegre y desenfadado que simplemente tiene un gran control sobre sí mismo (y sobre sus tubérculos, claro) pero ALGO significa.

Otra cosa. No es lo mismo decir: "vuélvete a poner el sombrero" que "vuelve a ponerte el sombrero". Obviamente, la forma correcta es la segunda opción pues la acción no es "volverse" sino "ponerse". "Vuélvete" es como redundar. Es querer hacer algo por segunda vez (pero para eso ya dices: "vuelve"). No hace falta que digas "vuélvete" para dar más énfasis y que se lo ponga seguro una vez más... Con que digas "vuelve", ya estás diciendo que lo haga otra vez (es la definición de la palabra la que lo dice) y, lo que quieres que haga otra vez es "ponerse" el sombrero. "Ponerse".

Esto, por sí solo seguramente no tenga ninguna connotación psicológica pero tenía ganas de decirlo porque la gente habla mal y cree que habla bien y me jode. Pero aún así, creo que a gran escala, este último ejemplo sí que serviría para definir a alguien. Por mi forma de escribir, por la alteración o la colocación adecuada de la sintaxis (y dependiendo de en qué momentos, frases u oraciones y de lo que en realidad queremos explicar y cómo), sí que sea válido.

Conclusión: no sé qué significarán todas esas cosas pero alguna explicación han de tener y no pararé hasta averiguar cuál.

¿Hay algún psicólogo leyendo esto?

martes, 15 de septiembre de 2009

Las normas de la casa de la sidra

Siento cierto rechazo hacia todas aquellas personas que saben que existen las normas y se limitan a acatarlas sin saber por qué.

. Un claro ejemplo de este tipo de gente es el camarero que nos atendió a una amiga y a mí hace unos meses en una heladería.

Según las normas del establecimiento, cuando ocupas alguna de las mesas de la terraza sólo puedes pedir cosas que hay en la carta. En ésta no figura un simple cucurucho de helado, que era justo lo que María Tocapelotas (como segundo nombre de pila) quería consumir... Pero su amiga deseaba un granizado y eso, sin duda, sí estaba en la carta.

Pues bien, ella pide lo suyo y, cuando yo pido mi cucurucho me dicen que no porque los cucuruchos no los sirven en las mesas.

- No quiero nada entonces. Le dije.
- Vale. Respondió.

¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?

Conclusión: puedo ocupar un lugar en esa prestigiosa mesa sin consumir (mientras tú pierdes dinero por ello, claro) pero, si me pido un cucurucho aunque sea dentro de la heladería para luego salir a comérmelo fuera (que huiera sido la segunda absurdez del día en caso de que el caballero hubiese entrado en razón), tengo que comérmelo de pie junto a mi amiga porque en la mesa no se comen cucuruchos, ¿es eso?

Y lo peor de todo es que era un negocio familiar, es decir, la increíblemente meditada norma que me impedía bajo cualquier circunstancia comerme un cucurucho mientras mi amiga bebía un granizado, la pusieron ellos. ;)

A 2Km a la redonda de las mesas, ¡NO SE PUEDE COMER NADA QUE NO ESTÉ EN LA CARTA! Mensaje captado.

. Otro caso de incomprensión respecto de este tema me sucedió hace unos días. Estaba en Alcorcón y quería volver a Getafe pero, casualmente, toodo Alcorcón estaba en obras y, donde normalmente se cogen los autobuses para ir a Getafe, ya no se cogían... Había que ir a la otra punta de Alcorcón (a patita) y, para ello, era imprescindible conocer la ciudad (y tener ganas de ir a patita).

Obviamente no quería ir a patita (estamos hablando de mí) así que cogí un autobús que me llevaba hasta el final del recorrido dentro de Alcorcón y que después iba hasta Getafe. Pero claro, cuando el recorrido finaliza, has de pagar un nuevo billete para ir dirección Getafe. Eso no era un problema porque llevaba dinero y mucho dolor de pies pero lo curioso es que, cuando llegamos al final del recorrido (estábamos solos el estúpidoconductor y yo), le digo:

- Para ir ahora a Getafe, ¿tengo que bajar, dejar este autobús y coger otro (en esta misma marquesina) porque su jornada acaba o sigue usted y puedo continuar en éste mismo?
- Puedes continuar en éste pero has de bajarte y volver a pagar.

¿?¿?¿? (Démosle un voto de confianza, Mery).

- Sí, lo de que tengo que volver a pagar lo tengo claro pero, ¿es realmente necesario que me baje para volver a subir después?

(Al fin y al cabo estábamos solos. No es que fuera a sembrar el caos si voy hasta su asiento a través del pasillo...).

- Sí; es necesario.
- Vaaale.

Así que cedí a sus exigencias, bajé, pasé por el lateral del autobús hasta llegar a la puerta y subí:

- Déjà vu. ¡Buenos días! A Getafe, por favor... :)


*Claro está que en esa casa beben demasiada sidra.