viernes, 25 de julio de 2008

Con un par de... tapones

No hay día que pase sin que me acuerde de ti
y siempre me pregunto en qué me confundí.
Pudo ser algo que dije
o más bien, lo que no hice.

Aún conservo los dos tapones de corcho
y además juraría que los llevo en el bolso...
Esto último no es verdad
pero rimaba cantidad.
Qué manera de joder una poesía;
será por miedo a la realidad.

Lo cierto es que es una tontería
que a mí me encanta recordar.
Gracias a esos dos tapones,
pudimos bailar cuanto quisimos y más,
ya que antes pertenecían a unas botellas de vino
que entre todos descorchamos y nos bebimos.

El truco que esa noche me enseñaste
a todo el mundo muestro sin desgaste
pero siempre guardando el secreto
tal y como tú me rogaste.

El título de esta entrada
no quiere decir nada.
Sólamente es una forma de hablar
y al mismo tiempo lo es de callar...
Es un recurso muy apropiado
(y el único que he encontrado)
para dar a entender que algún día
tal vez encuentre la valentía.