viernes, 25 de septiembre de 2009

La intérprete

Tengo una teoría.

Creo que cada gesto, cada movimiento, cada cosa que hacemos de forma inconsciente en nuestra vida diaria, podría delatarnos en algún estudio psicológico.

Estoy segura de que las personas con conocimientos sobre psicología pueden definir a otras con las cosas más triviales.

Por ejemplo, cuando vas a un cine. El cine al que yo voy tiene unas puertas que pueden abrirse tanto tirando de ellas, como empujándolas. Bien, una de mis teorías es que si eres de los que empuja, es porque eres una persona generosa y, si eres de los que tira, eres una persona egoísta.

Evidentemente yo no tengo ni idea pero podría significar algo parecido... En fin, hay dos opciones. Hay gente que tira y gente que empuja. Eso querrá decir algo, ¿no?

También puede significar que el que empuja es una persona... no sé, descuidada; que pasa de todo y, el que tira, una persona cuidadosa; que se preocupa.

Eso ya no lo sé. A mí se me ocurrió con el tema de la generosidad pero claro está que hay muchas más opciones (por eso sólo la gente que tiene idea de psicológia puede hacer estudios).

Luego. Cuando remueves el café con la cucharilla. Si eres diestro (por ejemplo) y haces con ella círculos hacia la derecha (hacia "fuera") eres de los que expresan abiertamente sus sentimientos y, si haces las hondas hacia la izquierda (hacia "adentro") eres de los que los reservan para sí mismos...

Unas simples patatas. Cuando yo parto las patatas para hacerlas fritas, todas me salen más o menos iguales; con un grosor y un tamaño similar. Pero hay personas que las parten (y llevan muchos años haciéndolo; no necesariamente ha de ser un novato) ¡y cada patata parece de su padre y de su madre! Tanto es así que parece que las han partido siete personas diferentes... Y eso ha de deberse a algún factor psicológico. Así que, o yo soy una persona estable con un estado psicológico más o menos coherente y la otra persona tiene múltiple personalidad y, por tanto, un desequilibrio, o yo soy una amargada y una estirada (por lo que se deduce de la homogeneidad en el corte de mis tubérculos) y la otra persona alguien alegre y desenfadado que simplemente tiene un gran control sobre sí mismo (y sobre sus tubérculos, claro) pero ALGO significa.

Otra cosa. No es lo mismo decir: "vuélvete a poner el sombrero" que "vuelve a ponerte el sombrero". Obviamente, la forma correcta es la segunda opción pues la acción no es "volverse" sino "ponerse". "Vuélvete" es como redundar. Es querer hacer algo por segunda vez (pero para eso ya dices: "vuelve"). No hace falta que digas "vuélvete" para dar más énfasis y que se lo ponga seguro una vez más... Con que digas "vuelve", ya estás diciendo que lo haga otra vez (es la definición de la palabra la que lo dice) y, lo que quieres que haga otra vez es "ponerse" el sombrero. "Ponerse".

Esto, por sí solo seguramente no tenga ninguna connotación psicológica pero tenía ganas de decirlo porque la gente habla mal y cree que habla bien y me jode. Pero aún así, creo que a gran escala, este último ejemplo sí que serviría para definir a alguien. Por mi forma de escribir, por la alteración o la colocación adecuada de la sintaxis (y dependiendo de en qué momentos, frases u oraciones y de lo que en realidad queremos explicar y cómo), sí que sea válido.

Conclusión: no sé qué significarán todas esas cosas pero alguna explicación han de tener y no pararé hasta averiguar cuál.

¿Hay algún psicólogo leyendo esto?