lunes, 21 de julio de 2008

¡Qué acojone!

Salimos mi vecina y yo de una minifiesta y nos vamos a nuestras casas. Al llegar a las puertas, (están más o menos a la misma altura; una casi enfrente de la otra) descubrimos que aún no hemos terminado de contarnos todo lo que teníamos que contarnos y decidimos quedarnos un rato más en el banco de detrás de casa para seguir hablando.
Son las 3:25 de la madrugada. Todo está en silencio. Sólo estamos ella y yo en la acera de la larga avenida.
Una furgoneta aparece. Sube por la calle lentamente. Dentro van dos hombres/chicos (no les vimos bien). Creo que eran sudamericanos; eran de tez muy morena.
Todo iba bien pero mi vecina y yo empezamos a asustarnos cuando vemos que el copiloto saca la cabeza por la ventanilla para mirarnos.
Ahí empezamos a comentar que teníamos miedo.

  • ¿Nos vamos?
  • No sé, tía...
Nuestras dudas se disiparon cuando el conductor toca ligeramente el claxon y ambos se disponen a abandonar la furgoneta.
Las dos salimos corriendo.

  • ¡Que no os vamos a hacer nada!
No podíamos parar de correr.

  • ¡Sólo vamos a tirar la basura!
Yo iba con tacones. No sé andar con tacones. Pero sí sé correr con tacones.

  • ¿A tu casa o a la mía?
Ellos sólo tenían que ser un poco más rápidos; sólo les sacábamos de ventaja el ancho de la carretera.

Yo llevaba tacones. No sé andar con tacones. Pero por lo visto, sí sé correr con tacones; sólo tenían que ser más rápidos...

  • A tu casa llegamos antes.
  • Tía, no encuentro la llave...
  • ¡Vamos, coño!
  • Ya...

Abrimos la puerta y nos metemos en su portal.

Estamos fatigadas. Sólo había corrido unos metros pero... llevaba tacones. Yo no sé andar con tacones. Pero corro de puta madre con tacones.

Esperamos un tiempo prudencial. Yo tengo que cruzar la acera para ir a mi casa.

  • No te metas en tu casa hasta que no me veas a mí entrar en la mía...
  • Vale.

Así lo hicimos y estamos sanas y salvas...

Ambas comentamos cuando estábamos juntas en la entrada de su casa que porqué tocarían el claxon si sólo querían tirar la basura. Sería una gracia. Pero a esas horas; solas, no tiene gracia.

¡Qué acojone!

2 comentarios:

Ignacio dijo...

eheheh!!!

entiendo el miedo

pero mal la actitud !

Álvaяo dijo...

Lo bueno es que, gracias a esos extraños, supiste que, a pesar de no saber andar con tacones, corres de puta madre con ellos.. jaja!!