Son las 3:25 de la madrugada. Todo está en silencio. Sólo estamos ella y yo en la acera de la larga avenida.
Una furgoneta aparece. Sube por la calle lentamente. Dentro van dos hombres/chicos (no les vimos bien). Creo que eran sudamericanos; eran de tez muy morena.
Todo iba bien pero mi vecina y yo empezamos a asustarnos cuando vemos que el copiloto saca la cabeza por la ventanilla para mirarnos.
Ahí empezamos a comentar que teníamos miedo.
- ¿Nos vamos?
- No sé, tía...
Las dos salimos corriendo.
- ¡Que no os vamos a hacer nada!
- ¡Sólo vamos a tirar la basura!
- ¿A tu casa o a la mía?
Yo llevaba tacones. No sé andar con tacones. Pero por lo visto, sí sé correr con tacones; sólo tenían que ser más rápidos...
- A tu casa llegamos antes.
- Tía, no encuentro la llave...
- ¡Vamos, coño!
- Ya...
Abrimos la puerta y nos metemos en su portal.
Estamos fatigadas. Sólo había corrido unos metros pero... llevaba tacones. Yo no sé andar con tacones. Pero corro de puta madre con tacones.
Esperamos un tiempo prudencial. Yo tengo que cruzar la acera para ir a mi casa.
- No te metas en tu casa hasta que no me veas a mí entrar en la mía...
- Vale.
Así lo hicimos y estamos sanas y salvas...
Ambas comentamos cuando estábamos juntas en la entrada de su casa que porqué tocarían el claxon si sólo querían tirar la basura. Sería una gracia. Pero a esas horas; solas, no tiene gracia.
¡Qué acojone!
2 comentarios:
eheheh!!!
entiendo el miedo
pero mal la actitud !
Lo bueno es que, gracias a esos extraños, supiste que, a pesar de no saber andar con tacones, corres de puta madre con ellos.. jaja!!
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